martes, 28 de octubre de 2008

UNION OF DOMESTIC DIRECTORS OF EUROPEAN CINEMA


Hoy estoy escribiendo desde Paris (oh). He venido a la reunión anual de la UDDEC, Union of Domestic Directors  of European Cinema (Asociación de Chachas de Directores de Cine Europeo).  Yo formo parte de la directiva desde hace ya varios años. ÉL es el único director español que tiene chacha en esta importante e influyente asociación. Yo este año ocupo la secretaría de acción sindical, es decir comparo los sueldos de cada una y si me conviene me lo callo y si no lo digo. Somos 6 en la directiva.  La chacha del danes Lars Von Trier es la tesorera, se llama Hanne, es simpaticona  pero muy dogmática en el tema de las perras.  La de prensa que se llama Ana Li es una chacha muy estricta con su señorito, el director francés Luc Besson (le exige hasta que figure su nombre en los títulos de crédito de las pelis). La de asuntos internos es muy amiga mía,  muy enrollá y la hostia de solidaria, se llama Rachel y trabaja de chacha con Ken Loach (es la que menos cobra de todas).  La secretaría de relaciones con las demás chachas la lleva la  chacha de  Wim Wenders y se llama Karin, yo la llamo Viki, porque me recuerda a una vikinga que vi una vez en una película; es igualita la tía. Y la nueva presidenta, que para eso hemos tenido la reunión, se llama Angelina y es la chacha del director  italiano Giuseppe Tornatore. Yo hubiese preferido a la chacha de Roberto Benigni, Vicenteta, es mu cachonda, yo ya la conocía porque habíamos hablado por teléfono muchas veces, pero ha salido la de del Tornatore, que no parece mala chacha. Se llama Francesca, es de Nápoles.  La UDDEC tiene cómo principal fin velar por nuestros derechos que son especiales y muy  diferentes a los del resto de las chachas, no es que nosotros seamos mejores, no. Pero ellos sí. Y claro ese matiz hace que nuestro trabajo y nuestra idiosincracia sea también diferente. Todas somos iguales y para nada somos elitistas  ni otras chorradas parecidas cómo me dijo un día la maleducada de la chacha de Trueba. No la pegué una hostia en todo el coño porque una es más elegante y con más sentido de la responsabilidad, que si no la mato. Me la encuentro en el centro comercial y me dice a voces, la ordinaria, que porqué ella no podía pertenecer a la UDDEC, que quién me creía que era yo y que si pitos y que si flautas. Menuda envidiosa. Las reglas no las pongo yo, eso para empezar. Y luego que mi señorito en Europa es más importante que el suyo cien mil veces. Y mira que a mí sus películas me encantan, me rio mucho con ellas, pero las reglas son las reglas. Pues casi nos pegamos, menos mal que llegó Sole, la chacha de Amenabar, que es un encanto de muchacha y frenó a esa fresca y maleducada.  Todas no podemos pertenecer a la UDDEC porque entonces eso sería como el coño de la Bernarda. Nosotras tenemos otros problemas y otras reivindicaciones que no tienen las demás. Por ejemplo en esta reunión hemos tratado mucho nuestro eterno problema de nuestros derechos de autora. Queremos que nos paguen un plus por cada escena o cada dialogo que esté basado en algo de nosotras. Y es que se están pasando. La pobre Karin dice que en la última película de su señorito, Wim Wenders, aparece una empleada domestica que incluso la ha llamado Karin, como ella. No hay derecho. Nosotras no nos negamos a ser fuente de inspiración, pero coño que se estiren un poco y nos den un plus joder. Y cómo no lo cumplan vamos a hacer huelga, seremos chachas robots, nada de naturales. A ver si así.  

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