lunes, 17 de noviembre de 2008

Empieza el régimen y la dictadura





Empieza la cuenta atrás. Hoy comenzamos todos el régimen con vistas al estreno de la peli. No sólo tenemos que estar guapos sino además parecerlo. Y esto es lo más difícil. Porque una sabe cuando está bien, perfecta, adecuada, en su punto, pero el problema es que los demás no lo saben, o se hacen los tontos. Sobretodo en este mundo donde hay tanta envidia y tanto mediocre muerto de fracaso. Y cuando digo que todos tenemos que empezar el régimen me refiero a todos los de la casa. Porque aunque Él sea al único al que se le va a ver en todos los medios del mundo entero, ÉL exige que todos en esta casa hagamos seamos solidarios con su régimen. Eso es ser muy egoísta, pero como ÉL dice: es su casa es su régimen. Y así es,  desde hoy empezamos la dieta de la promoción, que ni tiene sabor ni tiene emoción. Durísima. Y para cumplirla se trae a casa a una sargenta que se hace llamar dietista, pero que para mí es una antigua militar nazi disfrazada. Menudo estado policial se establece en esta casa durante el régimen. Ni Franco en sus peores tiempos. Pero es que además, como en toda buena dictadura que se precie no se puede esconder nada (ni comida) porque todo se descubre rápidamente. El primero ÉL, que como está obsesionado estos días, desarrolla un olfato especialmente sensible para encontrar todo lo prohibido en cuanto a alimentos se refiere.  Y luego los chivatos y traidores que todo régimen cultiva. Recuerdo un día durante el anterior régimen, el de Volver , que escondí unas perrunillas, que me había traído mi madre del pueblo, dentro de una caja de zapatos que a su vez la escondí dentro de una maleta que a su vez estaba encima del armario de mi dormitorio.  Pues ÉL cual perro sabueso, las descubrió. Otro día, me acuerdo perfectamente, durante el régimen de Todo sobre mi madre, me trajo mi prima Chon unos dulces riquísimos de Marruecos que había comprado en Ceuta, los escondí en un sitio donde ÉL nunca en su vida va, el garaje. ¡Pues los encontró! Para mí que algún traidor se lo chivó, porque sino era imposible que ÉL los hubiese olido. Y claro algunos pensareis que los días que salgo de casa puede disfrutar de la libertad. ¡Y una mierda! Me acompaña siempre la nazi-dietista. Qué asco la tengo y que hambre me hace pasar. Ahora, el día del estreno me lo como tó. Es como el día de la liberación. ¡Qué ganas tengo que llegue!. (OS PONGO LA ICONOGRAFÍA PROPIA DEL RÉGIMEN Y DOS CARTELES QUE TENÍA POR AHÍ DE ENTRE TINIEBLAS Y LABERINTO DE PASIONES EN EXTRANJERO. )

No hay comentarios: